¿Qué pasa? ¡¿Cual es el problema?!
Quizás esa sea la maldita pregunta se nos corre por la cabeza cuando nos encontramos deslumbrados por alguna situación. Bien, yo ahora te expondré mi respuesta, pero antes quisiera que me respondas tú a una pregunta: ¿Por qué estás aquí leyendo esto?
Supongo que habrás pasado completamente de mi pregunta al ver que entraba demasiado en tu cabeza; removiendo tus pensamientos; moviendo tus ideas que como gordas carcomidas por la comida basura están sentadas en su sofá de tela cosida por la burbuja que nos ofrece esta maravillosa sociedad, la que se atreve a jerarquizarse por la zona en la que vive, la música que escucha, el colegio de sus hijos o hasta por la droga que consume... y es aquí donde comienzan a surgir las ideas de lo puede ser mi respuesta a la pregunta... vivimos en una sociedad, en una cultura, en una patria de inmigrantes, incluso vivimos bajo la seguridad de una leyes que favorecen a quienes pueden desequilibrar la balanza de una justicia que creamos y juzgamos. Bien, nosotros fermentamos y criamos sus frutos; originamos movimientos para revelarnos, incluso nos adjudicamos personalidades para clasificarnos y adaptarnos a distintos entornos... ¿personalidades? no solo eso; nos rapamos el pelo, actuamos imitando a nuestros ídolos; todo lo necesario para demostrarlo, lo sé por que yo lo hice y lo hago.
Quizás todo esto sirva para algo más, yo que sé. La cosa es... la cosa es, si todavía estas leyendo esto y no los has dejado por aburrimiento; por pasar de entender nada o por que te apetecía cocinarte un filete con patatas antes que seguir leyendo, perdón pero le tengo que dar el toque para volver a engancharte y que tengas los ojos en lo siguiente, la cosa es que cómo vamos a entender lo que sucede ante nuestros ojos sin antes aterrizar, lo digo enserio: aterrizar de una vez y poner los pies en el maldito suelo.
